¿ Qué hacer para ayudar e incentivar a los niños en edad escolar?
Desde
Zéfiro quiero darles una guía que he recopilado con ayuda de mis amigos
docentes, investigadores y como parte de mi experiencia en la docencia.
1.-
Si tu niño (a) es pequeño y en edad escolar realiza una agenda ordenada
de actividades donde incluyas horas para apoyarlo con su tareas,
conversar con él (ella) y decide hacerlo con amor, no de mala gana ni
por cumplir, piensa que poco a poco verás que con tu apoyo la criatura
caminará solita en el deseo de aprender si te sacrificas un poquito
2.-
Si sientes que no tienes capacidad para enseñarle a la criatura ciertas
tareas anímate a pedir ayuda, a investigar para él, a comprar libros, a
buscar guías. Hoy la educación en los colegios ha cambiado mucho, pero
considero que antes era más exigente y reflexiva, hoy veo sorprendida
que un porcentaje elevado de profesores son lo
que yo llamo “ligths”, les interesa poco que la criatura aprenda más,
solo son gente que parece robotizada y los hace aprender de paporreta
cosas que muchas veces ni les servirá y ese es otro tema. Por eso conoce
a los docentes antes de escoger colegio.
3.- Es
importante que leas para tu niño, hermano o infante en casa, que no
solo lo hagas cuando es chiquito para contarle cuentos al dormir. Es muy
lindo leer con los pequeños y enseñarles con paciencia historias, a
resolver sus tareas y ver que se alegran mucho cuando aprenden y se les
hace sencillo con solo un empujoncito.
Como
experiencia puedo contarles que siempre veo maravillada a mis sobrinos
de 5 y 6 años leer felices, preguntar con insistencia sino entienden
algo y darme cuenta que van siendo independientes en el acto de
estudiar.
Pero
ello no sería posible sin el esfuerzo que sus padres y todos los que
podemos en la familia los incentivamos en el acto de leer y descubrir
cosas. Y cuando les da la pereza se busca que reposen lo necesario, que
sean premiados por los logros y que aprendan a ser pacientes con lo que
les cuesta aprender.
4.-
Resulta vital aprender a conocer el temperamento y personalidad de las
criaturas. Algunos (as) son más callados que el resto, otros más
expresivos y alegres y otros renegones y poco pacientes, y ninguno de
ellos es un castigo de la vida, ni un karma, nada de eso, cada uno es
valioso y con talentos que necesitan con calma aprender a descubrir
Aquí
hago un alto para contarles una experiencia personal por curiosidad de
muchos de mis alumnos. Muchos de ellos creen que ser intelectual es cosa
solo de genes y si bien es parte de cierto, el resto es entrenamiento,
voluntad y disciplina.
Recuerdo
que mi madre me contaba que cuando tuve 4 años en el colegio le
hacían mil interrogantes porque soy ambidextra (poder escribir con las
dos manos) y en aquellos años eso no era muy bien visto por ignorancia.
Cuando
me provocaba cambiaba de mano para escribir y un día salí a la pizarra
del colegio y escribí con las dos manos en el pizarrón para sentarme
pronto porque esa clase no me gustaba.
Pues se armó el lio en el cole y alguna loca profesora le dijo a mi
mamá que eso no estaba bien porque daba mal ejemplo a las niñas y
siempre sentí que me veían raro, por tanto no era muy comunicativa con
nadie y era experta poniendo malas caras a mis profesoras hasta antes
del 3er grado, las ignoraba y les contestaba feo si sentía que me
molestaban, era super huraña con ellas .
Solo
la pasaba lindo con las monjitas, muchas de las cuales eran psicólogas y
me decían que usaba igual mis dos manos porque era un regalo del cielo.
Pero con esas profes no me daban ganas más que de estudiar todo lo que
me gustaba y lo que no consideraba importante lo estudiaba por cumplir,
sin mayor empeño.
Pero
gracias a la paciencia de mi madre, abuelos y nana pude vencer ese
fastidio. Mi madre me compraba todas las enciclopedias que podía, me
leía, investigaba conmigo y estudiaba conmigo y
mis dos hermanos hasta tarde pese a trabajar por las mañanas. Jamás me
abandonó sino entendía algo y mis abuelos menos.
Y
antes de llegar al 3er grado de primaria pude ser muy independiente en
el acto de estudiar, me importaba poco si me miraban raro por usar las
dos manos para todo, hacia mis tareas sola y evitaba cansar a mi mamá y aprendí a coleccionar libros, revistas, periódicos y todo material que me causaba curiosidad, fui más comunicativa y mis notas siempre fueron sobresalientes, y no por competir, disfrutaba de mis cursos.
Por otro lado, de manera divertida mis abuelos, padre y nana me
llevaban a los museos y cuanto sitio histórico debía conocer. Y de
huraña pasé a ser más desenvuelta y alegre como mi padre y abuela.
Y
siempre odié las matemáticas, pero mis padres lo entendían, me ayudaban
con el tema y no me juzgan por ello, solían reírse por mi frase “ay
mamá, no seré matemática, pero paso con azulito”.
Sin
ayuda de mi familia, jamás habría podido cultivar tantas cosas que hoy
me hacen feliz hacer y aprender y el rincón Zéfiro no habría nacido.